Hay que usar gran amabilidad con los muchachos; tratarlos bien. Esta bondad en el trato y esta amabilidad sean la nota distintiva de todos los educadores, sin excepción. Entre todos conseguirán y conquistarán a cada uno, y bastará uno para alejarlos a todos.
¡Cuánto se encariña un joven, si le trata bien! Se pondrá en manos de sus educadores y amará siempre al colegio en que se ha formado.
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