Sufrimiento y solidaridad en Haití


Carta de la Inspectora de Haití
Hna. Marie Claire Jean
Inspectoría Na.Sra. del Perpetuo Socorro


Desde la comunidad de La Descubierta (República Dominicana) , la más cercana a la frontera haitiana, cuenta lo que las Hermanas Salesianas han vivido en estos dramáticos días.

Doy gracias al Señor que puedo escribir este mensaje hoy. Le agradezco a usted, Madre, y a todo el Instituto que está pensando en nosotras en Haití en este momento; doy las gracias a nuestras Hermanas de la Inspectoría cercana de las Antillas que han venido a constatar lo que ha ocurrido aquí y a compartir con nosotras este triste tramo de historia que estamos viviendo. Es verdaderamente triste e inédito lo que ha ocurrido. Como ha oído por la prensa en todas partes, sobre todo en Port-au-Prince, hay centenares de casas derrumbadas a causa del seísmo, personas desaparecidas bajo los escombros. No he podido comunicarme con las otras casas de la Inspectoría , fuera de la ciudad de Port-au-Prince, excepto con Hinche de la que las Hermanas llegaron ayer y nos han asegurado que allí están todas bien. Las otras, esperamos que también sea así.

En Port-au-Prince algunas de nuestras casas han sufrido muchos daños, pero gracias a Dios todas hemos salvado la vida, ninguna está herida. Las casas más afectadas son las de la comunidad María Auxiliadora y Petion-Ville donde las escuelas han recibido duros golpes; en María Auxiliadora la parte de la escuela secundaria está totalmente derribada, providencialmente las muchachas ya se habían ido. En Petion-Villa la casa tiene grandes lesiones, en la parte de la escuela ya no se podrán utilizar aquellas aulas y buena parte de la casa ocupada por la comunidad ha caído. Una Hermana joven, Piard Matilde, ha sido hospitalizada por una herida en el tobillo pero ya ha sido dada de alta. La portería y la parte anterior de la capilla también han caído.

Los Salesianoshan tenido duros golpes: su casa de ENAM está completamente destruida. Un hermano SDB y dos clérigos han quedado bajo los escombros. Por todas partes la comunicación es inexistente, excepto algunas emisoras de radio que funcionan. Ni Internet, ni la electricidad, poca agua. Los hospitales están llenos de gente, tienen poca capacidad de acogida, los muertos están todavía por la calle, no se sabe adonde llevarlos, la gente pasa día y noche en las calles, aún no se puede ir a las casas que se han quedado en pie, y muchas personas ya no tienen casas. Muchos edificios públicos están destruidos: el palacio nacional, la catedral, el palacio de los ministros, muchos bancos, estaciones de servicio para la gasolina, universidad, casas privadas, etc. Gracias a usted Madre y a todas las Hermanas que nos sostienen con el afecto y la solidaridad.

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