¿Don Bosco patrono del fútbol?

El periodista Albert Christian Sellner ha propuesto en las páginas del diario austríaco Der Standard que Don Bosco sea nombrado patrón del fútbol, sugiriendo al Papa Benedicto XVI de hacerse promotor de este reconocimiento.

Sellner constata que muchos artistas del balón rezan y miran al cielo durante sus actividades deportivas, y que falta un patrón oficial para la profesión. "A pesar de que la FIFA haya prohibido el uso de símbolos y gestos religiosos, la mayoría de los jugadores parece no hacer caso y ostentar públicamente su propia fe religiosa", dice.

El entrenador de Argentina, Maradona, por ejemplo, fue visto desgranar una corona del rosario durante la celebración de los partidos de los Mundiales sudafricanos.
Aunque alguna disciplina deportiva tiene un patrón propio, como san Sebastián para los atletas, al fútbol le falta su santo protector. Los equipos nacionales "podrían hacer referencia a los santos de cada país, como Inglaterra a san Jorge, Francia a santa Juana de Arco, Italia al humilde san Francisco de Asín, Eslovaquia a san Martín".

Para Sellner, el patrón del fútbol debería ser don Bosco porque las características de este deporte, "juventud, amistad, alegría, arte del balón y fiesta", están presentes en su figura.
En su artículo, Sellner traza un rápido perfil biográfico del santo turinés, recordando su deambular por la ciudad buscando chicos y un lugar adecuado para acogerles, poniendo de relieve todas sus actividades lúdicas, artísticas y creativas que le ayudaban en su misión educativa. "Hasta su muerte, más de 200.000 jóvenes tuvieron el beneficio de su amistad", subraya.

Dado que Juan Pablo II declaró a Don Bosco 'padre y maestro de los jóvenes', Benedicto XVI tendría la oportunidad de poder conquistar méritos en el mundo del fútbol proclamando a don Bosco patrono del fútbol.

La propuesta de Sellner hace honor a la gran contribución que don Bosco y sus salesianos dieron al juego y al deporte como lugares de educación y de promoción humana, subrayando más el valor agregacional que el competitivo. Esperamos que esta propuesta se abra camino.

Asamblea

13 de julio de 2010:
Centro San Francisco de La Boca, Buenos Aires



La oración de San Francisco

por Gilberto Hernández García
Fuente: El Observador de la Actualidad

Hay una hermosa oración que se conoce como «Oración por la paz» u «Oración de san Francisco» y que es muy popular en todo el mundo. La rezan tanto cristianos católicos como protestantes, budistas y personas que siguen los más diversos derroteros espirituales. Lo curioso es que, aunque se le llame la Oración de san Francisco, él no es su autor, pero sí su inspirador, como ahora veremos.

La Oración por la Paz o de san Francisco apareció por primera vez en 1913, en una humilde revista francesa que, a su vez, la había tomado de otra publicación donde no se hacía mención de autor alguno. Sin embargo, «saltó a la fama» tras ser publicada en L’Osservatore Romano, el periódico oficial de la Santa Sede, el 20 de enero de 1916; de ahí la tomó el famoso rotativo católico francés La Croix (La Cruz), secundando una «moda» de muchas publicaciones que imprimían «oraciones por la paz», puesto que aquellos años eran los de la Primera Guerra Mundial.

A decir de algunos historiadores, en aquellos turbulentos años en todo el mundo cristiano nacían iniciativas de oración para suplicar la paz en el Viejo Continente, que era escenario de una devastadora guerra. En ese contexto el dueño de un periódico francés le había hecho llegar al Papa Benedicto XV varias oraciones por la paz; la mayoría de ellas dirigidas al Sagrado Corazón de Jesús, devoción recientemente introducida en la Iglesia Católica y que había cundido felizmente en toda la cristiandad. Esta piadosa devoción ponía el acento en el amor incondicional de Jesús, su misericordia y ternura hacia la humanidad.

Ese fue el contexto en que L’Osservatore publicó la Oración por la Paz. Desde entonces, poco a poco fue calando en el ánimo de propios y extraños al grado de convertirse en una oración icónica del ecumenismo, que dejaba de ser exclusiva de una Iglesia y se erguía como puente de unión entre las diversas confesiones que rezaban por la paz mundial.

Pero, ¿por qué se llamó Oración de san Francisco a esta oración por la paz? ¿Por qué se vinculó al santo de Asís con ella? Resulta que al poco tiempo de que fuera publicada esta oración, un fraile franciscano hizo imprimir la plegaria en unas tarjetas que en el anverso tenían la imagen de san Francisco; además, colocó en ellas las siguiente inscripción: «esta oración resume los ideales franciscanos y representa al mismo tiempo una respuesta a las necesidades de nuestro tiempo», que se convirtió en el indisoluble vínculo entre la oración y el pobrecillo de Asís.

Pero esta asociación no es fruto de una mera casualidad. La espiritualidad de Francisco parece estar como sustrato de esta plegaria. En uno de los escritos del santo podemos leer: «Donde hay amor y sabiduría no hay temor ni ignorancia. Donde hay paciencia y humildad no hay ira ni inquietud. Donde hay pobreza y alegría no hay codicia ni avaricia. Donde hay paz y meditación no hay desasosiego ni disipación. Donde el temor a Dios cuida la casa, el enemigo no encuentra entrada. Donde hay misericordia y discreción no hay abuso ni dureza de corazón».

En suma, sabemos que esta hermosa oración «no procede de la pluma del san Francisco histórico, sino de la espiritualidad del Francisco de la fe. Él es su padre espiritual y, por lo tanto, su autor, en el sentido más profundo y abarcador de la palabra», como dice un teólogo franciscano. Y como san Francisco, la Oración de la Paz, tiene la virtud de unir a todos, independientemente de credos, en un mismo espíritu de paz y amor, como hijos de un solo Dios, hermanos en la única familia humana.

Pan de Vida eres, mi Señor

por el P. Javier Leoz
Pasaste a mi lado, y me dijeron que tan sólo era un sueño, un espejismo en medio del desierto de mi vida. Escuche una voz, y me aseguraron, que tan sólo se trataba del eco de la mía. Que, tu voz, era eso: una imaginación, que no hiciera caso, que me dejara guiar por los gritos simplistas del mundo.
PAN DE VIDA ERES, MI SEÑOR.

Entonces, elevé mis ojos hacia el cielo, y me pareció ver como llovían manjares, vida, esperanza, ilusión y gracia. Pero, otros, desviaron mi atención.
Me afirmaron, que aquello, era simple lluvia de estrellas, invención de mi mente, deseos de tener lo que nunca se alcanza.
PAN DE VIDA ERES, MI SEÑOR.

Pero, te confieso, Señor, que, de todos mis sueños, anhelo el día de encontrarme contigo. Que de todas voces que escucho, la tuya es la que sólo me conforta, auténtica, la más noble y verdadera.
PAN DE VIDA ERES, MI SEÑOR.

Que, de todo lo sabroso que existe en el mundo, no hay nada mejor ni más bueno que el Pan y el Vino que Tú nos ofreces. Porque muy bien se, mi Señor,
que tu manjar es alimento para ahora y después; que tu Cuerpo y Sangre
me llenan, plenifican y me levantan, cuando el mundo me abandona y me olvida. Por todo eso, señor, y por muchas cosas más:
PAN DE VIDA ERES, MI SEÑOR.

Sobre las Buenas noches

enviado por nuestro asesor, P. José Cuesta, sdb

(ANS – Roma) – Las Buenas noches, uno de los elementos más característicos de la vida y de la cultura salesiana, fue el objeto de reflexión de las buenas noches del Rector Mayor. Una práctica que corre el riesgo de desnaturalizarse y ser olvidada.

El 22 de junio, después de finalizadas las vísperas, Don Pascual Chávez dio el tradicional pensamiento de las buenas noches a los miembros del Consejo General, reunidos para las sesiones plenarias, y a los inspectores recién nombrados, venidos a roma para el curso de formación. El tema de su intervención fueron las Buenas noches.

Esta tradición salesiana nace gracias a Mamá Margarita a un segundo grupo de muchachos que acogidos por don Bosco les propuso, una noche, un breve discurso antes de acomodarlos para dormir. Cuando don Bosco al día siguiente encontró a los muchachos serenamente dormidos, a diferencia del primer grupo que antes había huido con sábanas y cobijas, atribuyó el mérito al discurso hecho la noche anterior por Mamá Margarita.

“Las Buenas noches es ante todo un acontecimiento de familia”, precisó Don Chávez y recordando cómo Don Bosco reservaba para sí este empeño y en caso de ausencia que lo hiciera Don Rúa para concluir la jornada, ha dicho: “Es entonces, tarea del padre de la comunidad, del director o del Inspector; también allí donde hay pequeñas comunidades”.

Tres son los méritos que el Rector Mayor ha indicado en la práctica de las Buenas noches. El primero es de dar paz al corazón al concluir la jornada. “Estamos acostumbrados a vivir con un ritmo intenso y veloz. Hoy el gran peligro es la hiperactividad, una nueva idolatría que al final de la jornada nos deja frecuentemente con un cierto sentido de frustración, de cansancio físico, de stress psicológico y de vacío espiritual. Las buenas noches es un momento que ayuda a los hermanos a poner en paz sus propios corazones”

Las Buenas noches ayudan a recuperar el centro y la unidad de la vida. “Al final de una jornada hemos hecho y sentido tantas cosas; las buenas noches ayudan a hacer síntesis evitando la dispersión y la fragmentación”.

Las Buenas noches, enseñan a hacer una lectura cristiana de los acontecimientos vividos. “No es solamente decir una buena palabra, dar una información o un buen mensaje, sino hacer una lectura creyente de la vida, de la historia”. Esta peculiaridad evita, así, la dicotomía entre la historia y la vida espiritual. “Es muy importante ayudar a quién se tiene al lado a hacer una lectura creyente de la historia”.

Don Chávez ha señalado cómo los elementos indicados en la misma práctica de las Buenas noches ayudan a crear una verdaera y propia cultura salesiana, un modo salesiano de mirar la realidad, afrontar la vida y de hacer progresar las relaciones al interno de la comunidad.

“Si dejamos caer la práctica de las Buenas noches los hermanos vivirán siempre más en el individualismo, en la soledad. Debemos retornar a la tradición de Valdoco y dar vigor y significado a la práctica de las buenas noches. Las buenas noches es uno de los tratados más característicos de los salesianos, una práctica típicamente nuestra, no presente en otras Congregaciones. Es una de los elementos más preciosos que nosotros debemos conservar”.